Paradoja de la productividad digital

Paradoja de la productividad digital

En 1987, el nobel economista Robert Solow expresó: “la era de la informática puede verse en todas partes, menos en las estadísticas de productividad”. Esa afirmación respondía a una paradoja observada durante la revolución informática de los años 70 y 80 pero que aún no era posible discriminar su impacto en la productividad.

Sin embargo, fue en la década del 90 que las transformaciones tecnológicas se desplegaron ampliamente, permitiendo a grandes sectores tecnológicos y empleadores como el minorista y mayorista, liderar incrementos productivos que impactaron en sus procesos, cadenas de suministros y distribución. La caída de los costos de los equipos en las TIC´s, desató una ola de inversiones corporativas que generó mejores insumos y productos; permitiendo a las organizaciones operar con menores costos y mayor eficiencia, entregando al mercado productos superiores a precios más competitivos.

Hoy en día nos encontramos en un escenario similar al descrito por Solow: el potencial productivo de la digitalización es un hecho, pero aún no es posible observarlo a nivel agregado ni se ha materializado a gran escala. Es más, durante las últimas décadas, la productividad global se ha desacelerado.

Como plausible explicación del fenómeno puede argumentarse que hubo factores exógenos y endógenos que contribuyeron a esa merma productiva como: la crisis financiera del 2007-2008, la crisis europea de 2011, el agotamiento del potencial productivo de los países emergentes, las regulaciones y políticas que no alientan el crecimiento y el débil plasmado de la tecnología en nuevas mejoras productivas. También podríamos considerar que las metodologías utilizadas para medir la significancia estadística de la digitalización como variable explicativa de la productividad no logran captar correctamente sus efectos.

Diversas investigaciones (Brynjolfsson, Rock y Syverson 2018), observan que los procesos de aplicación de nuevas tecnologías requieren de inversiones en activos intangibles como: capital humano, nuevos procesos y estructuras organizacionales que no son recogidas en las estadísticas de productividad de corto plazo.

En este sentido, es posible que estemos transitando una etapa “intermedia” de instalación de la economía digital que necesite un reordenamiento de los sistemas de producción, antes que dichas inversiones intangibles maduren y sus efectos sean plenamente observables (un efecto similar a lo ocurrido en la década del 80, que se materializó 15 años después).

En esta ficha ud. encontrará con más profundidad de qué se trata la paradoja que estamos enfrentando en la actualidad.