Empleos verdes y nuevas calificaciones

"Empleos verdes" resume la transformación de las economías, las empresas, los entornos de trabajo y los mercados laborales hacia una economía sostenible que proporciona un trabajo decente con bajo consumo de carbono.

En 2008, la OIT, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organización Internacional de Empleadores (OIE) y la Confederación Sindical Internacional (CSI) lanzaron conjuntamente la Iniciativa para los Empleos Verdes con el fin de ayudar a los gobiernos y a los interlocutores sociales a hacer de este potencial de trabajo decente una realidad en un contexto donde se armonicen las políticas y los objetivos medioambientales y laborales.

El desarrollo de competencias profesionales es una de las claves para desbloquear este potencial en materia de empleo. Proporcionar a tiempo las competencias pertinentes y de calidad es indispensable para lograr el éxito de las transformaciones que estimulan la productividad, el crecimiento del empleo y el desarrollo.

La transformación provocada por las economías más verdes influye en las necesidades de competencias laborales de tres maneras. En primer lugar, la transformación verde crea un desplazamiento de las actividades en la economía, por ejemplo, de aquellas que son menos eficientes en materia de energía y generan mayores emisiones de CO2 hacia las que son más eficientes y menos contaminantes. Este tipo de transformación se produce a nivel de la industria y provoca desplazamientos estructurales en la actividad económica y, por lo tanto, en el empleo entre y dentro de los sectores.

Esto se conoce como restructuración verde. Los cambios estructurales a su vez, disminuyen la demanda de algunas ocupaciones y perfiles de competencias laborales y aumentan la demanda de otros. Un ejemplo de este cambio estaría en el crecimiento de fuentes de energía alternativas y renovables, como la energía eólica o la solar, y la relativa disminución en la producción y el uso de combustibles fósiles. Estos cambios señalan la necesidad de formación para permitir a los trabajadores y las empresas desplazarse de sectores y ocupaciones en declive a otros en crecimiento.

En segundo lugar, los cambios estructurales, la adopción de nuevas regulaciones y el desarrollo de nuevas tecnologías y prácticas llevan a la aparición en algunos casos de ocupaciones enteramente nuevas. Este proceso es altamente dependiente de las particularidades de cada país. Por ejemplo, la ocupación Técnico en energía solar es a menudo considerada como de creación reciente en los países donde la energía solar se posiciona como una nueva tecnología. Las ocupaciones emergentes requieren la creación de nuevos cursos de formación y la adaptación de los sistemas de calificación académica y formación.

En tercer lugar, nuevas competencias serán necesarias para los trabajadores que ejercen numerosas profesiones existentes en numerosos sectores, en el marco del proceso de transformación verde de los empleos existentes. Por ejemplo, dentro de la industria automovilística, tanto ingenieros de diseño de motores como trabajadores en la línea de montaje y otras profesiones intermedias en la cadena de suministro, tendrán que trabajar con nuevas tecnologías de uso eficiente del combustible. El caso de los agricultores es otro ejemplo de trabajadores que, en muchas regiones del mundo, tendrán que adaptarse a condiciones de sequía severa que requerirán el aprendizaje de nuevas formas de cultivo. Este cambio en las competencias laborales necesarias para desempeñar nuevas tareas es el más extendido: de hecho, será generalizado, y exige un mayor esfuerzo de revisión de los planes de estudios en vigor, las calificaciones académicas y los programas de capacitación existentes en todos los niveles de la educación y la formación.