Editorial: la formación profesional como herramienta clave en la erradicación del trabajo infantil

Elena Montobbio

Por Elena Montobbio, Directora de OIT/Cinterfor

 

En América Latina y el Caribe, más de 7.3 millones de niños, niñas y adolescentes aún se encuentran en situación de trabajo infantil, vulnerando sus derechos y limitando su desarrollo. Esta realidad, compleja y persistente, está estrechamente ligada a factores estructurales como la pobreza, la desigualdad, la falta de acceso a educación de calidad y las oportunidades laborales precarias que enfrentan sus familias.

El informe más reciente de la OIT y UNICEF destaca una verdad contundente: no será posible erradicar el trabajo infantil si no se fortalecen las alternativas educativas y económicas para los hogares más vulnerables. En este contexto, la inversión en formación profesional adquiere un papel estratégico. No se trata solo de capacitar para un empleo, sino de abrir caminos hacia el trabajo decente, la autonomía y la inclusión social.

Fortalecer las capacidades productivas de las personas adultas tiene un efecto multiplicador. Mejora sus condiciones de empleabilidad e ingresos, lo que a su vez reduce la presión económica que muchas veces empuja a las personas más jóvenes a dejar la escuela para trabajar. Cuando las y los adultos acceden a formación de calidad y ven reconocidas sus competencias, niños y niñas pueden permanecer en el sistema educativo y proyectar un futuro con más oportunidades.

La formación profesional también cumple un rol clave en la protección de adolescentes de 15 años y más. En muchos casos, este grupo enfrenta riesgos de inserción temprana en empleos precarios o peligrosos. Diseñar programas con enfoque de edad, derechos y empleabilidad permite acompañar su transición desde la educación hacia el mundo del trabajo de manera gradual, protegida y digna, desarrollando no solo habilidades técnicas, sino también personales y sociales.

Lograr una región libre de trabajo infantil requiere una acción coordinada. La articulación entre sistemas educativos, políticas de formación profesional, protección social y orientación vocacional es esencial para construir respuestas integrales, sostenibles y centradas en las personas.

Desde OIT/Cinterfor, asumimos este desafío como una prioridad. Promovemos el fortalecimiento de los sistemas de formación profesional como parte de una estrategia más amplia para combatir las causas profundas del trabajo infantil. Porque creemos firmemente que invertir en formación es invertir en justicia social, en equidad y en el derecho de cada niño, niña y adolescente a crecer, aprender y desarrollarse plenamente, sin verse obligado a trabajar.

La región libre de trabajo infantil es posible. Y en ese camino, la formación profesional es una de nuestras herramientas más poderosas.