Calidad y equidad: dimensiones interdependientes de la política de formación

Criterios conceptuales

Calidad y equidad: dimensiones interdependientes de la política de formación

Para enfrentar el déficit de trabajo decente se requiere de la generación de sinergias a varios niveles. La primera refiere a la integración entre políticas económicas y sociales expresada, entre otras dimensiones, en la necesidad de implementar nuevas estrategias de crecimiento que generen más y mejores empleos para todos. El crecimiento con empleo plantea el desafío de la calidad de las respuestas e intervenciones en el sistema económico y social. Y la meta del trabajo decente para todos incluye el desafío de la equidad, la inclusión y no discriminación.

Si se focaliza en la formación profesional, la preocupación por la calidad se instala en la región con fuerza hacia fines de la década de los 90 de la mano de la gran crisis respecto a la pertinencia de su oferta. Con las profundas transformaciones en el mundo del trabajo y la consiguiente demanda de nuevas competencias, se torna acuciante la preocupación por satisfacer los requerimientos del mercado, cuya identificación es bien difícil dada la incertidumbre proveniente de la globalización y de la innovación tecnológica vertiginosa. Es en este escenario que comienzan los esfuerzos por aplicar el enfoque de calidad, originario del mundo industrial.

Asistimos a un período de preocupación casi exclusiva por la lectura de la demanda del mercado, pero luego se empieza a constatar que los impactos de los cambios también se traducen en reducción de la cantidad de empleo disponible y un porcentaje muy significativo de los nuevos empleos surgen de la autogestión. Emerge la preocupación por la empleabilidad que requiere de políticas para desarrollar en las personas las capacidades para enfrentar los cambios y nuevos requerimientos del mundo productivo así como para identificar y gestionar oportunidades de inserción por cuenta propia o asociativamente.. Esta vertiente del cambio intensifica el rol de la formación como herramienta de equidad.

Ahora bien, la preocupación por la calidad y por la equidad así como la evolución en su conceptualización se fue dando por separado, cada una de en forma independiente y no lineal pero siempre procurando adaptarse a los cambios económicos y sociales. Sin embargo, si hacemos una rápida revisión histórica nos encontramos que ambos conceptos surgieron asociados a la detección y solución de problemas generados por la falta de uniformidad en los productos o resultados Por ello el objetivo que ambos se propusieron fue la mejora de la situación-problema. Asimismo, esta búsqueda fue direccionando la evolución de ambas dimensiones, procesando logros y lecciones aprendidas. En un ejercicio simple de sistematización, se pueden distinguir tres momentos relevantes:

CALIDAD es: EQUIDAD es:
1) Conformidad con la norma, criterio o patrón que establece las características que debe cumplir un objeto, material o inmaterial. Control del producto para verificar el ajuste entre las especificaciones y el resultado alcanzado. 1) Cumplimiento de la legislación que establece la igualdad y prohíbe las discriminaciones: aseguramiento de la igualdad ante la ley.
2) Satisfacción de las demandas y exigencias de los clientes externos e internos: gestión eficaz de los procesos para evitar rechazos. 2) Distribuir recursos a individuos y grupos en situación de desventaja; responder a la insatisfacción con la situación de empleo por carencia o por malas condiciones.
3) Alcanzar la excelencia, lo mejor posible: construir la calidad mediante la mejora continua 3) Promover cambios en las estructuras, en las prácticas institucionales y en las modalidades organizativas para anular o disminuir progresivamente las desventajas derivadas de las desigualdades sociales y redistribuir recursos y beneficios asegurando la igualdad real (de oportunidades y trato).

Esta comparación muestra que los tres momentos corresponden a similares posiciones teóricas y estratégicas y que sus objetivos no son excluyentes sino complementarios.

De tal forma hoy tanto la calidad como la equidad requieren de un abordaje integrador de los aspectos legales o normativos, la atención y satisfacción de las necesidades específicas de los sujetos de atención internos y externos (clientes en el léxico de calidad) y la creación de nuevas actitudes y conocimientos para la mejora continua.

Si el objetivo último es cambiar para la mejora continua, este cambio debe abarcar tanto los resultados como los procesos, las metodologías como las estrategias, las actitudes sociales y los comportamientos individuales e institucionales. Esta es la responsabilidad de la formación profesional: lograr cambios en las competencias y actitudes de quienes buscan empleo o trabajan para que puedan posicionarse como gestores de oportunidades y responder con eficacia a los requerimientos y potencialidades del contexto en el que se genera el empleo.

Se puede, por tanto, afirmar que tanto la calidad como la equidad en las políticas de formación y apoyo al empleo requieren:

  • un enfoque sistémico;
  • la doble pertinencia con el entorno productivo y social y con los sujetos de atención;
  • la perspectiva de género.

De este modo se podrá desarrollar una mirada atenta a las interrelaciones y a los procesos: es en ellos donde se manifiestan las fallas y, por contrapartida, es en ellos donde se concreta la calidad y la equidad.

Se evidencian así no sólo los múltiples puntos de encuentro entre la concepción actual de la calidad y la equidad y la perspectiva de género sino los fértiles entrecruzamientos entre las tres que hacen que la atención de cada una estará necesariamente incompleta sin las otras y la falta de promoción de cualquiera de ellas incide en el logro de los objetivos de las otras.

Por ello, una política de formación profesional y apoyo al empleo de calidad y equitativa es la que:

Cumple con los requisitos legales y procedimentales para lograr sus objetivos y para conseguir buenos resultados.
Cuenta con los equipos docentes, la infraestructura, los desarrollos curriculares y las estrategias pedagógicas necesarias para brindar una oferta de calidad para todos y todas y asegura que en todas estas dimensiones no hay ningún tipo de discriminación explícita o de barreras que impidan o dificulten el acceso de los diferentes sujetos de atención. [cumplimiento de la normativa]

Tiene capacidad de adaptar sus respuestas pedagógicas y la tecnología educativa a las necesidades, expectativas y requerimientos del sistema productivo y de quienes producen. Una formación que adopta un enfoque sistémico, responde a la doble pertinencia, se propone contribuir a la mejora de la productividad y la competitividad así como a la reducción de las disparidades sociales, sectoriales y territoriales. [satisfacción de los clientes, de los sujetos de atención]

Posibilita los cambios, promoviendo la igualdad de género y oportunidades, ofreciendo nuevas oportunidades de crecimiento y mejora, creando nuevos conocimientos y actitudes y fortaleciendo el aprender a aprender y a desaprender. Se posiciona como una herramienta proactiva del cambio cultural, actuando para remover las justificaciones y condiciones que alimentan las inequidades tanto en el mundo del trabajo como en las prácticas organizacionales.

Gestiona el conocimiento en función de la generación de nuevas competencias institucionales e individuales para la innovación, la mejora de la productividad y de la competitividad de empresas, sectores, territorios (su sujeto de atención colectivo) y de la empleabilidad, el desarrollo profesional y la participación igualitaria de hombres y mujeres (sus sujetos de atención individual). [lo mejor posible, la mejora continua]

Los avances en la cultura de la calidad y de la equidad en la formación